21 de enero de 2014

En algún lugar del sur, 21 de enero de 2014

Hola Silvia,
Sabes qué? que yo también estoy siendo capaz de vivir sin sus besos y sin sus caricias y sin él.
Que me cuesta? por supuesto! pero salvo en determinados momentos, no lo llevo tan mal.
Me jode que me esté costando tanto pero bueno, necesito aprender a tener paciencia y que las cosas no se pueden conseguir de un día para otro, verdad? pues eso, que día a día irá pasando.
Hay días buenísimos, joder! días en los que siento que hasta me molestaría!
Ahora disfruto de mis amigos sin pensar en más allá. No me siento una infiel por mantener conversaciones con hombres, por coquetear o por tomarme un café. Tan sólo tengo que pensar en si me apetece o no, el resto no importa. Hablo de lo que quiero cuando quiero. Veo en la tele lo que quiero cuando quiero. No me agobio si paso un fin de semana entero en casa o no, de hecho, hace muuuuucho que no me quedo un finde en casa sin salir. Tengo a mi alumno preferido, quien viene cuando quiere y se va cuando nos apetece. No tengo que sentirme mal porque estoy de mal humor o intransigente o lo que sea, puedo mostrarme tal y como me siento. No tengo que aguantar quejas, siempre las mismas, ni lamentos ni miserias, tan sólo las mías. Ya no friego ni limpio, me lo hacen todo. Y no me siento mal por "malgastar" mi dinero en mi ni me siento gilipollas por malgastar mi dinero en otra persona que encima ni lo valora ni lo hace valorar a los demás.
Las cosas cuesta mucho conseguirlas, el tiempo es de jodido oro y ahora lo invierto en lo que me apetece. Intento no tener grandes aspiraciones para no sufrir grandes frustraciones y me "enfrento" al fin de semana sin importar si es con o sin, sin estar maquinando desde una semana antes, sin pararme a nada! hago y hago y disfruto y disfruto porque me apetece igualmente salir de copas y quemar madrid que quedarme en casa charlando con un amigo, porque si viene alguien sin avisar, se quedan a merendar, o a cenar o a lo que se tercie, sin agobios, sin extraordinarios.
Lo habré hecho mal con Almudena (eso dependiendo de a quién preguntes), pero es un lujazo sacarla de casa, no temo porque me haga quedar en ridículo o mal. Todo el mundo tiene que decirme lo bien educada que está mi hija. Lo que pase dentro de casa, ya se lavará dentro, pero al menos sé que puedo confiar en ella porque allá donde vaya, quedaremos en buen lugar. Me siento muy orgullosa.

Seguiré echándole de menos, seguiré anhelando sus caricias, pero llegará el momento en que no sólo sean las suyas las que añore, añoraré todas las caricias pasadas y sobretodo las futuras.

Te recuerdo
La Maripili

1 comentario:

  1. Eso es realmente vivir... todo lo que describes. El amor tendría que ser así, sin preparaciones de antelación, sin tantos agobios.
    Se olvida, nena, o se llega a recordar sin que duela.
    Y si yo fuera Silvia... je, je...

    ResponderEliminar

Y si tú fueras Silvia, ¿qué me contestarías?