4 de noviembre de 2013

En algún lugar del sur, 04 de noviembre de 2013

Hola Silvia,

La verdad es que no sé muy bien sobre qué escribir, creo que tan sólo necesito desahogarme un poco.
Le he pedido a mi ex pareja que intentemos iniciar otro tipo de relación. Él me ha dicho que se lo tiene que pensar.
Por un lado, con tal de conseguir volver con él, esperaré pero por otro lado....precisamente esa es una de las razones por las que quise dejarlo.
Durante mucho tiempo no he querido ver la realidad. Me dejó tan destrozada que me dejara, que inmediatamente lo ensalcé pensando que él era perfecto y que era yo la única que se había cargado la relación. En realidad, en lo más profundo de mi alma, yo sabía que no era 100% responsable de lo ocurrido pero no estaba preparada para ver la verdad. El auto engañarme me llevó a querer mejorar y a curarme por mi misma, por mi salud, no por intentar recuperarle.
Ahora, con el paso del tiempo, empiezo a "acordarme" de las razones que me apartaban a mi de él.
Soy una persona más o menos resolutiva que suele tener claras sus prioridades. Equivocadas o no, como cuando deseaba por encima de todo quedarme embarazada de mi marido, siempre las he tenido claras.
Él no, él no suele tener las ideas tan claras o al menos, no en lo que respecta a mi o a nuestra relación. Cuando cortamos me dijo que quizá no estaba preparado para tener una relación porque no la necesitaba, que si la tenía, perfecto, pero que no la buscaba.
Quizá el problema no es que no esté preparado, es que realmente no la necesita.
De una forma u otra, agradecería que tomara una decisión ya que yo sola no puedo desengancharme.

Recuerdo que cuando lo dejé con Míguel, seguía comprándole ropa o regalitos como cuando estábamos juntos. En esta ocasión, mi ropa interior no está elegida al azar, no tiro las braguitas usadas por si acaso volvemos y quiere destrozarlas él como en otras ocasiones, o la última, me he comprado un corpiño que simula cuero porque comentó que estaría guay hacer una sesión de fotos de una pava vestida de dominatrix.

Hay cosas que me encabronan como por ejemplo que durante los meses que vivimos juntos, estaba casi siempre cansado por el curro o con un dolor horroroso en las piernas. Él no me decía que le apetecía quedarse en casa, pero yo siempre prefería eso, prefería que descansara, que se recuperara, que estuviera bien para cumplir con sus obligaciones como el trabajo o sus hijos, a salir conmigo. Sobre las 11 ya se quedaba dormido. Ahora no. Ahora imagino que llevará mejor el trasnochar.
Quiero agarrarme a esas cosas para que después me sea más fácil cortar el cordón, aunque bien sabe Dios que sueño cada día con que eso no sea necesario.

A veces el pasado te golpea.
Este sábado he pasado un par de horas muy agradables con mi ex marido.
El pobre tiene una pinta de enfermo que no se la quita nadie. Vino muy guapo con unos vaqueros y una camisa que yo le ayudé a elegir en su día. Estuvo de muy buen humor, haciendo bromas, disfrutando con la enana y haciéndome recordar pequeños chistes o bromas que nos hacíamos contínuamente antes de que el desamor nos separara.
Por desgracia, su sonrisa no alcanzaba a sus ojos.
No sentí amor, pero sí sentí compasión.
Él en una ocasión me dijo que si no era conmigo, no sería con nadie. Que con nuestra relación pasaría el último tren para él. Que se encontraba cansado y sentía que ya no le quedaba nada por dar. Siempre me pareció tan bonito como siniestro. Cargar ese peso sobre mis hombros nunca me pareció justo.
Ahora lo veo distinto. Me da pena. Él tiene una relación, de hecho, ya la tenía cuando nos divorciamos, igual que yo, pero él no se da. No vive, no se entrega. Quizá eso es para lo único que está preparado, quizá aunque a mi me parezca insuficiente, para él es más de lo que se le puede pedir.
Me explicó que él nunca quiso dejar de ver a la niña. Yo le expliqué que una vez me dijo que intentara no llamarle tanto porque aunque nuestra ruptura la tenía más que superada, ver a la niña o hablar con ella se le volvía un mundo. Llegamos al acuerdo de que había sido todo un mal entendido.
Francamente, no lo creo. Símplemente creo que es el tiempo que él ha tardado en cerrar las heridas. Pero no discutí. Le sonreí y le dije que lamentaba el tiempo perdido entre la niña y él por esos malos entendidos y que esperaba que a partir de ahora llamara cuando quisiera y que por mi parte, le avisaría cada vez que fuéramos a Madrid.

Ha sido un fin de semana muy intenso. He disfrutado de la fuerza de mi amiga la rubia, he levantado el ánimo a Azu, he llorado con ella, la he apoyado en su lucha contra el maltrato, he vuelto a disfrutar de los cumplidos de mi madre, de sus ánimos, de su orgullo al verme. Y he sido capaz de elegir con quién quería estar. De nuevo vuelvo a sentirme con fuerzas para decir "no" a los compromisos.

Todo el mundo me dice que no me cierre a las oportunidades. Imagino que se refieren a tener las puertas abiertas a conocer a alguien. No tengo ganas. No tengo mucho que ofrecer y no me apetece ni puedo regalarlo, debo quedármelo yo para seguir sintiéndome fuerte. Si él al final decide volver, no sé muy bien ni qué le ofreceré ni en qué condiciones. Quizá tenga que ser él quien me ayude, quizá por primera vez necesite ayuda, necesite apoyarme en otra persona. Tampoco sé si él estará dispuesto.
Yo también tengo dudas. Yo tampoco sé cómo saldrá. No sé si esa nueva relación durará para siempre o tan sólo un par de días pero tengo claro que si estamos juntos será mejor.
Y mientras...mientras aceptaré que venga mi madre más amenudo, al menos, tendré tiempo libre para poder salir y aprovechar esas oportunidades que según dice la gente, me están esperando ahí afuera.

Te recuerdo, un beso
La Maripili